viernes, 12 de diciembre de 2008

la imagen que tienen los periodistas de los arquitectos...


He encontrado este articulo sobre como nos ven a los arquitectos. La periodista en cuestión no tiene pelos en la lengua y puedo decir que es cuanto menos divertido... ahí os lo dejo:


Desde hace bastante tiempo que en internet está circulando un artículo escrito por Annie Choi y publicado en PIDGIN, la revista digital de arquitectura de Princeton titulado Dear Architects. Ya os habiamos hecho referencia en el artículo que publicamos sobre Tadao Ando. El artículo ha sido publicado en varias revistas de arquitectura, dejando a pocos arquitectos indiferentes (quienes ya han enviado muchísimas réplicas al mail de la autora). Annie Choi ( 1976 ) es una escritora del Valle de San Fernando, en Los Angeles, graduada en psicología por la Universidad de Berkeley y en literatura por la Universidad de Columbia, vive en la actualidad en la ciudad de New York.

No se lo tomen demasiado personal y léanlo con el humor que promueve la autora en su blog ”not all architects understand irony or humor, this is because they are not humans” ...“no todos los arquitectos comprende la ironía o el humor, eso es porque ellos no son humanos”. Este es el texto:

Dear Architects

Hace tiempo, mucho tiempo en una época remota, tuve un amigo que estudiaba arquitectura para llegar a ser, se supone, arquitecto. Mi amigo me presentó otros amigos, que también estudiaban arquitectura. Esos amigos tenían otros amigos que eran arquitectos de verdad, como los arquitectos que hacen arquitectura de verdad y que diseñan edificios de lujo que parecen consoladores de cristal. Y estos arquitectos de verdad conocían a otros arquitectos de verdad y ahora todos mis amigos son arquitectos. Y todos diseñan consoladores de cristal en los que nunca viviré ni trabajaré y que solo sirven para que me tapen las vistas de Barcelona.

No me toméis a mal, arquitectos. Me caéis bien como personas. Creo que sois buenos, oléis bien (la mayoría de las veces) y me gustan vuestras gafas. Tenéis unos pelos de locos que, si tenéis suerte, siguen en la cabeza en su mayoría. Pero no me interesa la arquitectura. Es verdad. Esto es lo que me interesa:
  • burritos
  • erizos
  • café

Como podéis comprobar, la arquitectura no está en la lista. Supongo que en la lista de cosas que me interesan se encontraría en algún punto entre los hongos de los pies y la colonoscopia invasiva.

Tal vez, si no hablaseis tanto de ella, me interesaría más. Cuando señaláis a un cilindro de vidrio y decís orgullosos: ¡eh! mi estudio diseñó eso, yo suelto una risita y digo que parece una cachimba. Me giráis la cara, enfadados y avergonzados, pensando: claro, no lo entiende. ¿Qué va a entender? Sólo es una escritora. No es arquitecta. Respeta a las vocales, no a las pollas de cristal. Y entonces añadís: estoy proyectando un centro de ocio, y yo pregunto qué es eso, y vosotros contestáis que es un sitio donde se ofrecen bienes y servicios y se venden cosas. Entonces yo añado: ¡ah! Quieres decir un centro comercial. Y decís que no, que es un centro de ocio. Y yo insisto en que parece un centro comercial. Vivo al lado de Diagonal Mar, coño, sé lo que es un centro comercial.

Arquitectos, nos os voy a mentir, me tenéis confundida. Trabajáis sesenta u ochenta horas a la semana y seguís siendo pobres. ¿Por qué no me invitáis a una copa? ¿Dónde están los ricos? Tal vez os lo gastáis en vino. O quizás en putas y mamadas. No estoy segura. Es un misterio. Dejaré que los científicos los investiguen.

A los arquitectos les encanta discutir cuántas horas duermen. Uno dice que ha estado en el estudio hasta las cinco de la mañana y volvió dos horas más tarde. Entonces otro dice: eso no es nada. No he dormido en toda la semana. Y otro añade: ¿sabes qué? Yo nunca he dormido. Queridos arquitectos, todo vuestro trabajo y todo lo que habéis conseguido no está relacionado en absoluto con las horas que no habéis dormido. ¿Os suena Rem Koolhaas? Es un arquitecto muy famoso. Lo sé porque me lo habéis dicho. He oído que Rem Koolhaas está siempre durmiendo. Seguramente, ahora mismo está durmiendo. Y tengo entendido que realiza sus obras, tíos. Y también me han contado que hace cosas alucinantes, está haciendo un edificio que no se parece a una polla de vidrio, sino a una vagina de hormigón. Si duermes más, tienes una vagina. Ya podéis aprender de Rem Koolhaas.

Entendedme, la vida es dura conmigo. Los arquitectos forman una parte importante de mi vida. Me llaman a las once de la noche y me dicen: ¡ey! Acabo de salir de currar, ¿has cenado? Tío, son casi las doce, ya hace horas que cené. De hecho, hace tanto que cené, que vuelvo a tener hambre. Vale, iré. Entonces voy, y hay otros arquitectos que hablan de atajos de AutoCAD y algo relacionado con placas eléctricas y dicen que no hicieron nada más en todo el día, vaya mierda. Y miro a la mesa, a los pobres, cansados y hambrientos arquitectos y pienso que solo tengo una bala en la pistola. ¿A quién elijo?

Tengo un amigo que es médico y me da drogas. Y yo me lo paso bien. Tengo otro amigo que es abogado y me ayudó a denunciar a mi casero. Mis amigos arquitectos no me dan nada. No hay drogas, no hay tratamientos médicos y no saben citar a nadie al juzgado. Un amigo mío arquitecto calculó que mi apartamento mide 17 m2. Eso estuvo bien, gracias.

Supongo que me podríais preguntar qué me hace ir con arquitectos como vosotros. Les doy alegría. Les grito cuando empiezan a hablar de arquitectura. Les obligo a hablar de temas mucho más interesantes, como los huevos de pavo. ¿Por qué comemos huevos de gallina, pero no huevos de pavo? Son más grandes. Y a la gente les gusta el pavo. ¿Veis? No tengo miedo a los temas comprometidos.

Así que, queridos arquitectos, me quedaré con vosotros, pero solo un poco más de tiempo. Y espero que un día lleguéis a ser doctores o abogados o que calculéis mis impuestos. Y nos reiremos de aquellos tiempos en los que os pasabais toda la noche hablando de un europeo que nunca conoceréis, que ha diseñando un edificio que nunca veréis porque estáis demasiado ocupados proyectando algo que nunca se construirá. Pero aunque ese día no llegue, llamadme, estoy libre.

Un saludo cordial, Annie Choi

4 comentarios:

endlesspoetics... dijo...

bueno, yo por comentar el texto, decir que algo de razon tiene, en el sentido de que a muchos nos apasiona esta carrera que en cuanto nos juntamos dos pues no hay quien nos aguante jajaja

y tambien trata el tema del orgullo x nuestro propio trabajo, en el sentido que cuando lo hacemos aprovechamos la mínima excusa para hacerlo

Weno el texto yo lo leeria con humor, porque te descojonas de la forma de ver nuestro oficio

un saludo a todos

DARÍO

jasp dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
jasp dijo...

rayos no me entiendo con este chisme... bueno jose antonio... espontáneo más bien

Grande...!

lástima que solo haya un comentario... no hay mucho compromiso.

Correcta opinión y muy divertida, además estoy de acuerdo en más de una cosa: por de pronto creo que un buen arquitecto tiene que vivir bien por naturaleza, más o menos rayado, pero bien... sino algo le falta.

¿No dormir? mala organización... y/o mucha morralla vacía que entregar llamándolo "trabajo" jaja

pd. necesitaba saber que koolhaas es un dormilón, y no va en broma

a2 dijo...

me parece muy buena crítica, no le falta nada de razón, siempre que se entienda desde un punto de vista humoristico o irónico, y por tanto particularmente exagerado (no siempre, jeje).

hay que apuntarle un tanto, y aceptarlo.